América Latuanis: sobre riesgo, desastres y vulnerabilidades

Haití, a dos años y medio del terremoto. Anotaciones de viaje

creado hace 8 días | por rolandodv | 1 comentario

Regreso a Haití, casi un año después de mi último viaje y más de dos años después del terremoto que dejó cientos de miles de muertos y la infraestructura del país en el suelo. La infraestructura … porque este es un país que siempre ha sabido levantarse, y lo seguirá haciendo.

Cuando vine en diciembre de 2009, luego de haber atestiguado por más de diez años como el conflicto, los desastres, la política depredadora y tantos intereses dañinos seguían hundiendo al país en la miseria,  me llevé una muy grata sorpresa. Escribí algunas cosas entonces, porque pude observar, sobre todo en el sur, como iba creciendo una dinámica local, con capacidades comunitarias fortalecidas, y con el optimismo y la alegría que siempre a caracterizado a este pueblo. Un pueblo que cuando está alegre canta y cuando sufre también.

El terremoto demostró fehacientemente que en un desastre los extremos no son físicos, sino sociales. Que no es la fuerza sísmica, la aceleración o la cercanía la que determina el producto final, sino la historia, las relaciones socioeconómicas, y la justicia. Un pueblo hiper-explotado, con una historia continua de saqueo, no podía enfrentar una situación como la que se presentó entonces. No pudo el gobierno, no pudo la comunidad internacional presente en el país, no pudieron más de 6.000 militares que venían a cuidar una paz inexistente y ni siquiera se pudieron cuidar ellos, y tampoco pudo la cantidad exorbitante de cooperantes y personas que llegaron cargadas de buenas intenciones, pensando que se podía reparar en unos días la costra de los siglos.

De ahí que el post-desastre se constituyó en otro quizás más grande, con más de un millón de personas en la calle, al desamparo, con una epidemia de cólera que vino con los cascos azules y con la muestra en vivo de lo que significa llegar al extremo: ni los expertos más grandes, ni nos los miles de millones ofrecidos pudieron cambiar suficientemente las cosas en el corto tiempo.

Hoy, sin embargo, una observación rápida me dice que ahora sí que se ve el cambio. Desde la salida del aeropuerto hasta el tránsito por estas calles siempre caóticas y movidas. Ya no se ve tanto escombro, ya no se ven tantas tiendas y covachas esparcidas por todo el paisaje de la ciudad. Las plazas, antes llenas a reventar, hoy están vacías, atestiguando con su mutismo que la cosa se está moviendo.

 Aún, un paseo rápido por la calle sigue mostrando una miseria atroz, aún quedan más de 400.000 en personas en campamentos que reubicar, pero ahora parecen funcionar las ideas y el esfuerzo de la gente. No dudo que con muchas deudas y probablemente transgrediendo lo formal y lo políticamente correcto, pero de que otra manera se puede tener impacto en Haití?

Si bien es notorio que en algunos casos se trata de una relocalización del problema, también es cierto que se ha roto esa imagen de inmutable que se había instalado en el país estos últimos dos años. 

 

Lo que está claro es que Haití depende de su gente, y ellos saben bien, porque así ha sido siempre, que cuando todo esto se acabe y cuando se vayan los últimos, será otra vez su ingenio y su alegría lo que les haga seguir adelante.

<!--EndFragment-->[Leer más]

Tags relacionados: Haití Terremoto

Terremoto en Chile: otra oportunidad para aprender que no debemos dejar pasar

creado hace 5 meses | por rolandodv | 3 comentarios

El terremoto en Chile, así como el de Haití, hicieron del 2010 uno de esos años que queda marcado en la historia de los desastres y de la gestión del riesgo.

Sin embargo, aún está por verse si esta marca histórica se quedará en el recuento de los muertos, y del terrible drama que vivieron ambos pueblos, o si será un marca de cambio, de momento de inflexión para revisar y tomar mejores rumbos. En cierto modo, queda por ver si tanto sufrimiento no se queda en vano, y finalmente aprendemos para cambiar.

El siguiente documento, es una narración minuto a minuto de lo sucedido en Chile, específicamente en la sala de situación (COE) de la ONEMI, inmediatamente después del sismo y en los momentos en que un tsunami de proporciones destructivas se iba gestando.

Si bien el artículo expresa ya una opinión sobre la actuación de las autoridades, puesto que sobre este tema se sigue una causa judicial y política, el interés en esta publicación es usar este ejemplo como un espejo. Para que nos miremos, instituciones, gobiernos y personas:

¿que hubiésemos hecho?

¿nos pasaría lo mismo? 

Algunas preguntas más concretas:

  • Revisando ahora los protocolos de nuestro Centro de Operaciones de Emergencia ¿está suficientemente claro que, en una situación similar, hubiésemos activado una evacuación inmediata?
  • ¿Quién es responsable en nuestro país o institución de alertar con certeza que hay un peligro latente de tsunam?
  • Si del Centro de Tsunamis en Hawai nos llaman y la persona habla inglés ¿qué sucedería?

Más importante aún, desde mi punto de vista:

  • ¿Están nuestras comunidades y ciudades costeras preparadas para una respuesta inmediata, autónoma, basada en la observación? o existe una dependencia de la oficina central que haría perder minutos valiosos.

Creo que quedan aún más preguntas y quisiera invitar a esta comunidad de personas interesadas y especialistas a que lo discutamos.

 

ENLACE AL ARTÍCULO:

ciperchile.cl/2012/01/18/tsunami-paso-a-paso-los-escandalosos-errores-y-omisiones-del-shoa-y-la-onemi/

 

 

[Leer más]

Tags relacionados: chile gestión del riesgo Terremoto tsunami

La reducción del riesgo de desastres: ¿un callejón con salida?

creado hace 9 meses | por rolandodv | 0 comentarios

 Resumen del  Artículo publicado en la revista EIRD informa - Las Américas. N. 17. 2011. pp 37-42

No se pone el artículo completo porque su extensión excede el máximo permitido en este blog.

Ir al texto de la revista en PDF

Ir a publicación en blog "América latuanis"

 

El descontrol y la sorpresa

 

Tras más de veinte años promoviendo la reducción del riesgo, de estudiar las vulnerabilidades y de generar toneladas de papel en planes de emergencia y estrategias para la reducción del riesgo a todas las escalas, los últimos grandes desastres se han caracterizado por el descontrol, la sorpresa y la invocación perenne de lo fortuito y lo fatal. Nadie parece asumir el déficit de política, la falta de planificación y la escasa concreción de las manifestaciones de preocupación que llenan las resoluciones y decisiones sobre los desastres pasados, su impacto y su destino fatal.

 

¡Descontrol y sorpresa! Los impactos elevados, supuestamente evidentes para todo el mundo, siguen apareciendo en la opinión pública en medio de manifestaciones dramáticas que apelan a los sentimientos efímeros, a la solidaridad morbosa y, en menor medida, a un apoyo firme y decidido por el cambio. Estas manifestaciones constituyen la base para la disculpa y la

disipación de las verdaderas responsabilidades de fondo.

 

 

No podría comenzar un artículo que 

hable sobre riesgo en el año 2010 sin manifestar la amargura que deja esta imagen recurrente, completamente adquirida por los medios, que nos vende sin reparo ni resistencia, la impotencia oficial frente a una naturaleza supuestamente caprichosa o a una probabilidad extrema o imprevisible.

 

Los impactos extremos y el despertar asombrado de la política

 

¿Despertares? Un presidente sale por la ventana de su residencia en ruinas, mira desorbitado y sin ubicación. Atina a exclamar que perdió su palacio, mientras su país entraba en la etapa destructiva y de retroceso social y humanitario más violenta de su historia.

 

... leer más....

 

Prediciendo el pasado, las decisiones que nunca llegaron

 

Cada vez que un gran desastre impacta un país, simultáneamente al levantado de los escombros, a la rápida generación de transferencias presupuestarias que desvían fondos de desarrollo y los revierten en reparar errores, en reconstruir el riesgo y en exacerbar las brechas que generan vulnerabilidad, se vive un momento de cambio. Vuelve a aparecer el lugar común de la “ventana de oportunidad” que sirve para mover leyes, cambiar instituciones y aprovechar la conciencia que genera la catástrofe. Esta historia es la misma desde el siglo pasado y de seguro que mucho más atrás. De pronto aparece la conciencia del riesgo y el compromiso, supuestamente firme, de evitar que ese desastre vuelva a suceder.

 

... leer más....

 

Gestión integrada, entre las aspiraciones y las realidades

 

En medio de las malas noticias relacionadas con la capacidad de hacer política efectiva para reducir el riesgo, muchas publicaciones vienen mostrando significativas evidencias de casos exitosos para enfrentar las situaciones de emergencia, y en alguna medida, para reducir el riesgo subyacente. Es de gran relevancia analizar estos éxitos valiosos, que muestran al menos las siguientes características:

 

... leer más....

  1.  

Las lecciones que muestran un camino

 

Existe en la región latinoamericana una cantidad innumerable de iniciativas que están generando importantes líneas de aprendizaje y que pueden orientar hacia opciones más realistas. Algunas de estas son:

 

... leer más....

 

En este sentido, la experiencia generada por la Federación Internacional de la Cruz Roja, específicamente a partir de los procesos de educación comunitaria, bajo la metodología de “aprender haciendo” es una muestra clara de cómo los grupos comunitarios vulnerables, sean locales o sociales, pueden reducir su riesgo desde sus condiciones intrínsecas. El programa DIPECHO de la Comisión Europea, en el cual participan múltiples organizaciones de la sociedad civil, organizaciones de base y organismos no gubernamentales, también ha generado importantes lecciones aprendidas en este sentido.

 

... leer más....

 

Luis Rolando Durán Vargas.

Consultor internacional

 

 

Imagen 1 propiedad de ONU/EIRD

Foto Haití: Mjrko Renola

Foto terremoto de Perú: Susana Arroyo.

 

Cita sugerida

Durán Vargas, Luis Rolando (2011). La reducción del riesgo de desastres: ¿un callejón con salida? EN: EIRD informa - Las Américas. N. 17. 1. pp 37-42

 

[Leer más]

Tags relacionados: América Latuanis EIRD Gestión de riesgo resiliencia riesgo urbano

"El riesgo impune: los beneficios privados y los costos sociales de los desastres" por Gisela Gellert

creado hace alrededor de 1 año | por rolandodv | 2 comentarios

Gisela Gellert ha publicado un interesante artículo que va directo a uno de los aspectos que más se niega o se minimiza en los procesos de creación del riesgo: la responsabilidad de quienes lo crean.

Como dice Gisela: Si los desastres ocurren a raíz de riesgos construidos socialmente, si los impactos implican daños, pérdidas, heridos, muertos y desaparecidos ¿por qué los “constructores de riesgos” salen impunes?

Les invito a leer este artículo que ha sido publicado en el diario La Prensa Libre de Guatemala.

www.prensalibre.com/noticias/politica/Impunidad-obras_0_497950208.html

Saludos.

 

Imagenes tomadas de la prensa Libre

 

 

 

[Leer más]

Tags relacionados: construcción social del riesgo Gisela Gellert riesgo urbano

A propósito del riesgo urbano: De ciudades, temblores y oídos sordos

creado hace alrededor de 1 año | por rolandodv | 6 comentarios

Puerto Príncipe, un 12 de enero. El mundo comenzó a mirar, primero con el morbo usual de las noticias que acompañan el café, después con angustia y más adelante con un estupor inusual. La catástrofe humana de Haití había llegado a un nivel desbordante, fuera de los pronósticos y de la imaginación. Cientos de miles de muertos, miles de tragedias personales y familiares traídas a nuestras casas por todos los medios que la tecnología ofrece. La ciudad en el suelo, como un mastodonte vencido, con todos sus servicios colapsados, con todas las comunidades afectadas, a todas las escalas. Internacionales o nacionales, toda la gente, todas las instituciones, todo el poder… Las miradas primero fueron de lástima, de sobrecogimiento, de que podemos hacer. Luego pasaron a los señalamientos implacables, a calificar las acciones que tomó o dejó de tomar el gobierno, sin comprender que la catástrofe que se había constituido desbordaba las explicaciones y las comparaciones y que su raíz no estaba en cuanto se movió el piso, se desplazó la falla o se sacudió lo construido.

 

Concepción y ciudades cercanas en Chile. Un 27 de febrero. Al principio, un gobierno despistado, con una peligrosa – y luego fatal – confianza  desinformada e irresponsable y una prensa internacional demasiado permisiva con su país mimado. Luego, las imágenes y las informaciones trajeron también el estupor, la irrefutable realidad de una tragedia que casi nadie esperaba. Infraestructura en el suelo, carreteras supermodernas afectadas en lo más básico, edificios partidos a la mitad. Y lo peor, cientos de muertos, entre estos, personas afectados por un tsunami del cual hubo información a tiempo, pero que no llegó a donde debía. La evidencia de que no vasta parecerlo, sino que hay que serlo. Después, del estupor a la incredulidad: el país más desarrollado, el de las cifras erectas, miraba sin creer a sus ciudadanos robando, saqueando. Curiosamente, saqueaban supermercados llenos de alimentos, de materiales urgentes y necesarios que cuesta explicarse porqué estaban embodegados y no en la calle. Tener una población afectada, sin asistencia, ni respuesta rápida es cultivar problemas, sobre todo si lo que buscan se encuentra a manos llenas en bodegas y establecimientos. Otra vez las explicaciones fáciles, los dedos señalando a los ladrones ingratos y desalmados abusando de la histeria y de la confusión. El ejército de Chile, nuevamente salió a la calle. Hace décadas salió a proteger a la oligarquía y los intereses extranjeros, ahora volvió a salir … a proteger los supermercados, los intereses de la oligarquía y de los extranjeros…. Después, la atención desbordó páginas y megabytes para explicar la sociología del saqueo, sin abordar correctamente las causas que lo indujeron.

 

Quizás la característica más común que tienen ambos desastres es la falta de prevención. La absoluta desidia ante un fenómeno anunciado, cocinado a fuego lento y sobre el cual existían avisos y previsiones. Sin embargo, igual que sucede hoy con las inundaciones y los deslizamientos, y el año pasado con la sequía, una suerte de inercia soñolienta es la principal respuesta antes estos avisos recurrentes. Cientos o miles de personas se preocupan, se preparan, estudian, vigilan y tratan de llamar la atención, pero aún cuando estos esfuerzos se convierten en un plan nacional o en una estrategia, no alcanzan a mover la pesada maquinaria de la burocracia y de la decisión política. Ni en los gobiernos, ni en la cooperación internacional. No me refiero a aprobar un proyecto de cooperación técnica, a instalar un sistema de vigilancia o a capacitar un centro de operaciones de emergencia, sino a las verdaderas decisiones que marcan el rumbo de la inversión pública y del desarrollo.

 

Hay ejemplos interesantes de decisiones que han sido tomadas después de un gran desastre, y que de algún modo han generado impacto, o prometen hacerlo: después de los terremotos de México (85) y El Salvador (86) el Instituto Costarricense de Electricidad reforzó su infraestructura de energía y telecomunicaciones. En 1991 esta infraestructura resultó prácticamente ilesa de un sismo de 7.4 grados en la escala de Ritcher. Recientemente, gracias a que un fuerte sismo sacudió el piso de varios presidentes latinoamericanos durante el cambio de poderes en Chile, el Gobierno Peruano lanzó una intensa iniciativa de preparación, reforzamiento estructural y organización, con una atención especial a la vulnerabilidad estructural de la ciudad de Lima. Un poco más atrás, en San Salvador, durante los sismos del 2001 el sistema de telecomunicaciones del país prácticamente no fue afectado, cuando en el 86 colapsó por completo. Signos. Señales que demuestran, aún desde lo aislado de su experiencia particular, que la cosa se puede.

 

Sin embargo, mirar los efectos del terremoto en Haití hace que uno se pregunte: que pasaría en Caracas, Managua, San José o Quito. Con lo sucedido en Chile, que pasará en el Callao, en Puntarenas, Guayaquil o Trujillo. El tsunami en el sur de Chile nos actualizó una realidad vieja de nuestra región, algo que solo parecía visible en la televisión. Pero la memoria es corta … en setiembre de 1992 Nicaragua entera miraba horrorizada como olas de 10 metros de altura dejaban un saldo de más de 100 personas muertas, entre ellas muchos niños, por la hora del evento. En los últimos 500 años Centroamérica ha experimentado más de 50 eventos de este tipo, con causas desastrosas en su mayoría, pero el recuerdo se esfuma demasiado rápido, las decisiones de mueren de vejez temprana y la exposición de la población sigue creciendo.

 

Una excepción muy honrosa y que debe valorarse en todo lo que corresponde es la de los sistemas de alerta temprana para inundaciones. En Centroamérica principalmente, son cientos de vidas las que se salvan anualmente gracias a la existencia de mecanismos de aviso y participación comunitaria. El caso cubano es – redundancia involuntaria – una isla en el mundo, puesto que el sistema de organización, la participación de la población y el gobierno, resultan en un nivel de organización y respuesta difícilmente alcanzable en ninguna otra parte.

 

La vulnerabilidad que acumulan las áreas metropolitanas en América Latina lleva un ritmo intenso de crecimiento, para el cual no parece haber contención. El caso chileno ya nos ha mostrado que aún la rigurosidad de un código de construcción no basta para asegurar a la población, y sobre todo, que la existencia de la ley, en sí misma, no es ninguna garantía, si no se acompaña de procesos adecuados de control que obliguen a cumplir y rendir cuentas. La corrupción, es esquineo, la rentabilidad política y por supuesto la rentabilidad económica exprimida hasta su máxima expresión son los principales causantes del nivel de riesgo que se va acumulando.

 

De igual forma, otros polos urbanos de gran crecimiento configuran y consolidan esta situación. El terremoto de Pisco-Ica en Perú, en el 2007, también nos mostró como zonas en procesos francos de crecimiento económico, y de concentración urbana inatajable, también suben la exposición, sin que esta sea realmente tomada en cuenta. Ni que podemos decir de las ciudades pequeñas, que se debaten entre una ruralidad bucólica y desactualizada y un caos urbano en constitución.

 

El desastre en Haití mostró un tipo de catástrofe que más se pareció a una situación de guerra que a un clásico “desastre natural”. Puerto Príncipe más parece, todavía hoy, una ciudad bombardeada. El colapso en los centros de poder y gobierno que rigen al país implicó semanas o meses de una ceguera casi total en la conducción de la crisis. Este espejo debería ser visitado por presidentes, donantes, alcaldes y organismos públicos. Con mucha frecuencia y con intensión de aprender, de comprender y de actuar. La mirada morbosa, que sustituyó o se mezcló con la mirada humanitaria, es un desperdicio de tiempo y de oportunidad valiosa. No permite visualizar que un desastre de esa magnitud en una ciudad capital presenta complejidades mayúsculas, más allá de los problemas del rescate, las evacuaciones y el albergue. Las instituciones están acostumbradas a llevar la ayuda a otras zonas del país. Pero casi nadie, o nadie, ha visto desplomarse la casa presidencial y todos los centros de información, gestión y trabajo, desde donde se comanda y se coordina.

 

Ahora que el desastre haitiano se esfumó de la televisión y de la memoria colectiva y que el terremoto de Chile se va sustituyendo poco a poco por el drama de los 33 mineros atrapados en las entrañas de la tierra, cabe preguntarse si la reducción del riesgo urbano está integrada en las agendas políticas. Si son motivo de discusión, o de decisiones concretas. No dudo que hay iniciativas en marcha, pero este fenómeno hace tiempo desbordó las fronteras de la administración aislada y de la coyuntura, y llama a una acción conjunta y concertada de las autoridades políticas y de las instituciones de toda la América Latina.

 

Este año la campaña de la Estrategia Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres se focaliza en la seguridad de las ciudades. El riesgo urbano comienza a ser estudiado con más seriedad y detenimiento. Sería de esperar que esta corriente realmente logre infiltrarse en el entendimiento de quienes tienen la responsabilidad de la administración urbana, pero que también llegue a tantas comunidades expuestas a un riesgo latente que avanza sin pausa.

 

Luis Rolando Durán Vargas

 

 

(fotografía Susana Arroyo - IFRC)

 

Ir al blog original

http://web.me.com/rolandodv/Sitio_web/Vainas_varias/Vainas_varias.html

 

 

[Leer más]

Tags relacionados: centroamérica chile construcción social del riesgo desastres Haití PCGIR Perú riesgo urbano sismo TERREMOTOS

Información de blog

  • Creado por rolandodv en 27/04/2025
  • Este blog integra opiniones y relatos del autor relacionados con la dinámica de los desastres y el riesgo en América Latina y el Caribe. Analiza sobre todo temas de vulnerabilidad relacionados con aspectos institucionales, de política pública y de resiliencia comunitaria.

    El blog completo se encuentra en: http://web.me.com/rolandodv/Sitio_web/Vainas_varias/Vainas_varias.html

  • Adicionar un nuevo post

es, Enlaces es, sugeridos

Últimos Usuariosen Desaprender